Patriotas y Hospitalarios

La topografía chilena es tan variada como su gente. Sin embargo, lo que une desde al minero del cobre en el norte hasta el pescador en las costas de Chiloé, desde el oficinista de Santiago hasta el ovejero en Tierra del Fuego, es el fuerte sentimento patriótico. Obviamente, este patriotismo llega a aflorar especialmente al hablar de un país vecino o durante un partido de fútbol de la selección nacional. Sí, a pesar de todas las diferencias regionales y sociales, existe algo así como un carácter nacional chileno, este está marcado por dos extremos: por una parte, existe el gran complejo de inferioridad que surge del aislamiento histórico de Chile, de lo insignificante que resultaba ser el «país en el fin del mundo» dentro de la comunidad internacional. Este complejo fue a través de los siglos alimentado también por la pobreza de la gente y su visión pesimista de sus propias perspectivas. Por otra parte, hay un gran orgullo de Chile y de todo lo que han logrado y logran los chilenos, a pesar de las condiciones adversas. Esto explica el culto alrededor de algunas pocas estrellas y celebridades en el fútbol, el tenis, la televisión o la literatura.

La competencia capitalista y la economía de mercado no han podido destruir un rasgo importante de la mentalidad chilena: el permanente apoyo mutuo que no solo se limita al círculo familiar, sino que se extiende más allá. Una prueba fehaciente de ello es el éxito de las campañas de caridad de fundaciones y organizaciones que trabajan en el ámbito social. Esta solidaridad contrasta con la despreocupación generalizada en planificar y ahorrar para el futuro. En otras palabras, el chileno no se preocupa mucho por su futuro lejano y no piensa mucho en prevención. Está acostumbrado a convivir con desastres naturales (terremotos, temporales, sequías) y si suceden, se levanta, se sacude y sigue adelante.

Finalmente, no podemos dejar de mencionar la cordial hospitalidad de los chilenos. Con brazos abiertos fueron recibidos los inmigrantes europeos, a quienes se les otorgaron los mismo derechos ciudadanos que a cualquier chileno. El visitante extranjero puede tener confianza que en Chile será bienvenido en forma cordial y hospitalaria. Si vas para Chile, reza una melancólica canción del folclor nacional, en la que el cantante exiliado le pide al viajante que va a su tierra que le envíe saludos a su amada. Y finaliza diciendo, «... y verás como quieren en Chile, al amigo cuando es forastero.»